jueves, 30 de octubre de 2014

EDUCAR EN EL ESFUERZO

¿Puede alguien decirme si en el mundo adulto hay algo que no requiera esfuerzo? No estoy hablando de si nos gustan o no determinadas cosas, sino de que a lo largo de nuestra existencia, debemos desarrollar determinadas actividades, las cuales, si no son atractivas para nosotros, tienen un coste emocional mayor que si nos atraen.
La forma en la que vamos a afrontar estas circunstancias, va a depender no sólo de lo motivado que estemos, sino sobre todo de cómo nos han educado desde pequeños en el esfuerzo.
Educar en el esfuerzo no es otra cosa que asignar tareas y no sólo que las cumplan, sino que la realicen en el momento adecuado. 
Me encuentro muchas veces a madres que dicen "si, mi hijo hace su cama cada día"....a las cuatro de la tarde...así no vamos por buen camino, "es que entre semana se levanta con el tiempo justo para ir al colegio"....vale!, que se levante cinco minutos antes, no es tanto y cumplirá bien con su deber...que se acueste un poquito antes, que la pereza inmoviliza mucho...
Es lógico pensar que para educar en el esfuerzo, ya que toda educación entra por los ojos mucho más que por los oídos, debemos ser un ejemplo a seguir. Me hacen mucha gracias los comentarios de los padres y madres "oh! mañana lunes, no tengo ganas de ir a trabajar" "debo prepararme una reunión, pero ya lo haré después", "Ojalá siempre fuera sábado"... y nos ponemos las manos en la cabeza cuando los niños lloran porque no quieren ir al colegio o se buscan mil excusas para no hacer los deberes. Los niños están haciendo lo mismo que sus padres pero a su nivel.
Por supuesto, como toda conducta positiva, debe ser reforzada, pero socialmente, besos, abrazos, felicitaciones, señalamientos de su conducta "cuánto te esfuerzas", "qué contento estoy contigo por el empeño que pones"...si reforzamos materialmente, se nos volverá en nuestra contra.
Pensadlo bien. Educar en el esfuerzo es la base de educar el carácter, ese que necesitamos para enfrentar la vida de adulto de una manera efectiva.

miércoles, 29 de octubre de 2014

TRUCOS PARA AYUDAR A TU HIJO A COMER MEJOR.

En la crianza de los niños existen dos dificultades básicas que se dan en mayor proporción. Los problemas de sueño y los  problemas con la comida.
Cuando tenemos un hijo que come mal, las madres nos angustiamos mucho e intentamos poner mil remedios para que esto no ocurra.
Uno de los remedios que últimamente más estoy escuchando es ofrecerle al niño un producto nutricional con el que nos aseguramos que el niño ingiera lo necesario para su correcto crecimiento.
Pero yo siempre digo lo mismo, cuando recurrimos a este tipo de soluciones lo único que estamos haciendo es poner una tirita que tapa el problema pero no lo soluciona.
La mayoría de los niños que dan problemas con la comida o que son selectivos lo único que pretenden es llamar la atención. 
Los padres en estas situaciones, debemos ser muy fríos, observar qué ocurre cuando  ponemos un plato de comida delante del niño, cómo funciona en ese momento nuestro hijo y seguidamente cómo reaccionamos nosotros.
Es nuestra conducta la que refuerza la del niño. Ellos se dan cuenta cómo determinadas formas de actuar nos hacen saltar como un resorte y cómo manejan ellos la situación y ahí se perpetúa la conducta.
Lo peor que puede ocurrir es que la hora de la comida se convierta en un momento negativo, en una lucha de poder, por lo que debemos investirnos de paciencia y pasar el trámite lo mejor posible.
Uno de los errores en el que más caemos es poner en el plato una cantidad superior de comida de la que de forma realista se comería nuestro hijo. Siempre se lo digo a las madres, "vamos a ver, si el niño sólo es capaz de comerse tres cucharadas de lentejas, para qué le pones dos cazos?", las madres se quedan pensativas...lo más lógico es que si yo me he propuesto mejorar el momento de la comida y la cantidad que mi hijo ingiere, tendré que hacerlo poco a poco, es un proceso. Ese primer día sólo le serviré tres cucharadas y así le voy a dar la oportunidad de ver que es capaz de tomarse "el plato entero" y cómo soy capaz de reforzarlo positivamente a través de felicitaciones, besos, abrazos, llamadas a familiares para contarle lo bien que come...sí! sólo ha tomado tres cucharadas, es insuficiente, pero es el primer paso, si le hubiéramos apartado más, no se lo hubiera tomado y no hubiera tenido la oportunidad de tirar de ese hilo. Mañana, le serviré 4 cucharadas recordándole "lo bien" que lo hizo ayer y cómo llamamos a su abuela para contarselo, y hoy lo haremos también, me da igual tener que darle yo o que se lo tome por sí mismo, la autonomía no es en este caso mi prioridad, sino ofrecerle una buena relación con la comida y con el momento en el que se produce.
Otro punto básico es que la mayoría de los niños que no comen bien no comparten mesa y mantel con su familia. Es muy importante que, aunque sea en la cena solamente, la familia se siente a cenar a la vez, así los niños imitan conductas de sus padres y de sus hermanos. No es importante que la cena sea la misma para todos, puede ser distinta, pero estoy segura que a los niños se les antojará lo que esté comiendo el otro y le daremos a probar. (Nunca le ofreceré probar hasta que no lo pida).
Por último, un truco que suele funcionar es que cuando existen dos niños, uno está dando problemas con la comida y otro no, en vez de atender al que no está comiendo bien, atenderemos al que come bien, de esta manera el que está fallando se suele poner las pilas, pero atención, NO se dice "Juanito, mira qué bien está comiendo Manolito, hazlo igual", NO!! no podemos comparar!!!. Diremos simplemente, "Manolito, qué bien estás comiendo, te vas a hacer muy mayor," y Juanito lo mirará, mirará su comida y tomará una cucharada....justo en ese momento le diremos "Juanito, tú también estás comiendo muy bien..." :-/
Intentadlo, es más fácil en la práctica que en la teoría, pero eso sí, paso a paso, no pretendais subir la escalera en un solo salto.

martes, 28 de octubre de 2014

HABLALE DE LA MUERTE

El tema de la muerte es un tabú tanto para los niños como para algunos adultos. Muchas veces acuden madres a consulta porque ha muerto el abuelito y no saben cómo decírselo a los niños con los que mantenía una relación muy estrecha.
El concepto de muerte va variando a lo largo de la evolución del niño y la principal característica es la estabilidad de la situación, es decir, un niño en edad pre-escolar puede creer que es una situación reversible, así que su abuelito puede volver en cualquier momento, mientras que un niño en edad escolar ya la concibe como algo permanente, eso sí, personificándola en forma de fantasma, esqueleto...
Sea como sea, una explicación a la temida pregunta de nuestros hijos, "mámá, tú cuándo te vas a morir?" puede ser "las personas se mueren cuando se les acaba la vida", es así de simple.
No podemos decirle, "cuando sea viejecita" "cuando tenga el pelo blanco"...cualquier contestación que le demos no será real...y a los niños no se les puede mentir. Imaginaros por un momento que nos sucede algo, los niños vivirían la separación con dolor pero además, se sentirían enfadados y defraudados por el engaño.
La vida está llena de momentos en los que los niños pueden sentir que no han sido sinceros con él. Un compañero de clase al que le ocurre algo, una noticia en la televisión sobre la muerte de alguien que ni es viejecito ni tiene el pelo blanco...podemos poner muchísimas situaciones en la que la explicación cae por su propio peso.
Lo que debemos tener claro los adultos es que si nosotros tenemos un problema con la muerte, queriendo o sin querer, vamos a transmitirselo a nuestros hijos. Ellos perciben nuestro inconsciente y se dan cuenta los temas que podemos afrontar y los que no, lo que no entienden es por qué no y en esa laguna de información, empiezan los temores.
La muerte es parte de la vida. Es una realidad con la que convivimos diariamente y saberla afrontar es fundamental, no ya tanto para nosotros, sino como para nuestros hijos por lo que podemos apoyarnos en las creencias que cada uno tenemos.
Personalmente, creo que sería una muy buena idea que este tema se incorporara en el currículo escolar de alguna manera y estoy segura que se evitarían dificultades de afrontamiento cuando estos niños fueran adultos y así dejaríamos de encontrarnos duelos patológicos en una gran proporción.

lunes, 27 de octubre de 2014

LOS NIÑOS NACEN SIENDO MALOS??

CLARO QUE NO NACEN MALOS. Los hacemos malos los adultos a través de nuestra NO educación.
 Puede ser que el origen de su conducta sea el egoísmo natural de los primeros años, al que los adultos sucumbimos “porque los queremos mucho” y esperamos a que crezcan “para que entiendan” y cuando entienden, ya es más difícil la tarea de educar.
Opino que si les dieramos a los padres responsabilidad penal, económica o de alguna otra forma, por las actuaciones de sus hijos, ya se ocuparían de hacer su trabajo mejor, pero si los padres no son responsables y los niños no tienen una consecuencia negativa sobre sus conductas, está claro que todo seguirá igual. 
Si se supone que la labor de los internamientos es la REEDUCACIÓN, ya vamos mal, porque no se puede reeducar lo que no está educado, y como ahora haber tenido “problemas con la justicia” es socialmente aceptable,porque no se puede victimizar, pues apaga y vamonos.
Por otro lado, las escuelas de padres, no es que estén bien, están fenomenal, me dedico a ello, pero los padres y las madres que no tienen interés,se buscan las vueltas para no asistir, y como ya dije en otro comentario, sólo acuden el 10% de los padres y madres de los centros, ya se sabe, EL QUE QUIERE ENCUENTRA POSIBILIDADES Y EL QUE NO QUIERE, ENCUENTRA DIFICULTADES.

 Pero claro, ahora todo se arregla a golpe de ley, así que tendrán que sacar una en la que sea obligatorio que los progenitores acudan a las escuelas de padres y madres y se enteren de qué va el tema.

viernes, 24 de octubre de 2014

CRIANZAS IDEALIZADAS.

A veces me encuentro madres y padres que parecen que en vez de un hijo, tienen un jarrón chino en sus casas.
Damos por sentado que cada hijo que tenemos es un tesoro y como tal lo debemos de tratar, pero este tipo de trato también incluye que debemos exigirles los avances adecuados a su madurez individual.
Muchas veces, estos padres y madres de niños de, por ejemplo, tres años, los siguen atendiendo de la misma forma a cuando tenían tres meses, confundiendo el amor de padres con la sobreprotección.
Yo siempre les hago la misma reflexión, " si a tu hijo de tres años, yo te propusiera que debía aprenderse la tabla del nueve, tú qué me contestarías?", es obvio que los padres me dicen que no tiene edad, que es un despropósito... pues de la misma manera, tratar a los hijos de menos edad de la que tienen es otra barbaridad, ya que no le estamos dando la valía que les corresponde y su autoestima no tiene la oportunidad de aumentar.
Debemos ser conscientes de que nuestros hijos, desde el mismo día en que nacen, van evolucionando y progresando y de la misma forma debemos nosotros ir pidiéndoles avances en su autonomía y responsabilidades  para poder sentirnos orgullosos de nuestra labor de padres, pero estos padres piensan que sus niños nunca van a crecer, siempre se van a quedar pequeñitos y de hecho, es muy significativo que con más de dos años les siguen diciendo "mi bebé", siguen usando herramientas de crianza para bebés (cunas, biberones, chupes...) y algo que me llama mucho la atención, con casi tres años, aún siguen contando sus edades en meses 8-( ...
La mayoría de los niños en edad escolar que causan problemas vienen derivados de estas crianzas idealizadas, en las que los padres no han avanzado ejerciendo su rol al mismo ritmo que los niños sí han evolucionado como personas, produciéndose un desequilibrio entre estas dos posturas y dejando que los niños se crean que fuera de su casa son tan príncipes como dentro de ellas....y desgraciadamente, los niños que se creen "el ombligo del mundo", al final, se caen.

jueves, 23 de octubre de 2014

PAREJAS ROTAS, PADRES DE POR VIDA

Hoy he tenido en consulta a una madre inmersa en un difícil proceso de divorcio. Esta madre venía a orientarse sobre cómo afrontar con respecto a sus hijos esta situación. 
Lo que en un principio me quería hacer ver que todo era una "balsa de aceite", terminó explicándome que era una tormenta horrible en la que abundaban los reproches mutuos, las malas contestaciones, los portazos, las formas menos adecuadas, los gritos...y los niños en medio.
Ella era consciente de que no era así como se debían desarrollar los acontecimientos, pero así era como se producían.
En estos momentos, sus hijos y ella ya no vivían en el domicilio familiar, por lo que los niños tenían un escaso trato con el padre, esperando a que se firmara un convenio.
Realmente, es una situación muy triste y muy corriente hoy en día. El número de rupturas de parejas va en aumento y los niños viven una infancia junto a una maleta. A veces se convierten en moneda de cambio y los comentarios negativos de un progenitor hacia el otro está a la orden del día.
Pero vamos a ponernos un momento bajo el prisma de estos niños. Su padre y su madre son sus pilares básicos. Ellos no saben nada de esta vida y se aferran a sus mayores para sentirse seguros y el hecho de que estas dos personas tan importantes en sus vidas se peleen, se griten, se hablen mal, a los niños les duele, les crea inseguridad...y lo que es peor, se sienten culpables de que sus padres no se quieran.
A partir de ese momento, pueden desarrollar diferentes patologías que van desde un cuadro depresivo, tartamudez, regresión en el control de esfínteres...
Entiendo que debe ser muy complicado gestionar una relación que está rota, pero si nuestra prioridad son nuestros hijos y no nuestros egos, si somos capaces de diferenciar nuestro rol de pareja de nuestro rol de padres comprometidos en la educación y salud integral de nuestros hijos, estaremos protegiéndolos y minimizando el impacto que se produce cuando una pareja se separa.
Desgraciadamente no existe una fórmula mágica para que los niños no sufran por esta situación, pero sí que es verdad que el respeto y el derecho de los niños (que es lo que debe primar siempre) a disfrutar de ambos progenitores debe estar por encima de cualquier conflicto.
Lo que no debemos olvidar nunca es que una pareja se puede romper, pero seguirán siendo padres de hijos en común toda la vida y este vínculo es indisoluble.

miércoles, 22 de octubre de 2014

LA DEPRESIÓN EN LOS MENORES.

Hace poco atendí en la consulta a un chico de 15 años, acompañado de su madre y tras valorarlo, se le diagnosticó de Trastorno depresivo.
La madre, muy involucrada, me dijo literalmente:" yo no sé este niño, con lo fuerte que ha sido siempre, cómo que ahora ha salido por aquí...", yo, que estaba escribiendo en el ordenador una nota para su médico de familia, me paré, la miré y le dije, "¿tu hijo ha pasado la varicela?", me miró pensativa y me contestó que sí, que con 4 años la pasó a lo que le contesté "¿ y te paraste a pensar por qué tenía varicela con lo fuerte que era?"...
Desgraciadamente, la depresión en los menores, existe y cada vez con más frecuencia.
Los padres y madres no nos hacemos a la idea de que este trastorno puede estar ocurriéndoles a nuestros hijos.
Los síntomas básicos de una depresión en un menor pueden ser:
-El niño está triste y/o la mayor parte de los días.
- No tiene interés en actividades que antes le ilusionaban.
-Pérdida de peso.
-Problemas de sueño.
-Sentimientos de inutilidad y culpa
-Problemas de concentración.
En el momento en el que vemos estas característas en nuestros niños, debemos acudir a un profesional para que los valore, ya que cualquier cambio en el comportamiento de nuestros hijos que se mantiene a lo largo de las semanas, debe ser susceptible de ser estudiado.
Existen múltiples causas por las que un niño puede manifestar un síndrome depresivo o un trastorno depresivo, como son, problemas en su entorno, en el colegio, con sus amigos, divorcio de sus padres, fallecimiento de algún familiar cercano...pero también es cierto que no tiene que haber una causa concreta para que se desencadene, simplemente puede haber predisposición genética, exceso de exigencia o de autoexigencia, autoestima muy baja...
En estos momentos la frecuencia es de 1-2% en niños de edad escolar mientras que aumenta en la adolescencia al 4-8%.
El tratamiento suele ser farmacológico y psicoterapéutico, pero es muy importante que los adultos responsables de los niños no desatiendan estos cambios comportamentales, ya que, si no son tratados, puede derivar en una cronicidad en la que cada vez será más complicado trabajar.

lunes, 20 de octubre de 2014

LA SILLITA DE PENSAR

La sillita de pensar es una herramienta que tenemos los adultos para enseñar a nuestros hijos a que sus actos tienen consecuencias.
Muchos padres y madres creen que cuando sentamos a los niños en ella, realmente se paran a pensar lo que han hecho, pero esto no es así, de lo que realmente se trata es de ACOTAR en el TIEMPO y en el ESPACIO al niño, por lo que me dará igual que mi hijo esté sentado o de pie, sobre la pared o en el medio de la habitación, es lo de menos.
La sillita de pensar es muy efectiva si se utiliza bien pero debemos ser conscientes de que hay que usarla bien, no es una fórmula milagrosa por sí misma.
El tramo de edad más indicado es de los 2 a los 4 años, ya que después, es mucho más efectiva la Retirada de  privilegios.
Os pongo un ejemplo práctico para explicar la técnica: Javier, de 3 años, se sube contínuamente en el sofá de su casa. La madre, desesperada, me pide ayuda porque ya no sabe cómo decirle a su hijo que no se suba en el sofá.
Lo primero que debe hacer la madre una vez que el niño se ha subido es decirle con tono firme "Javier, bájate del sofá o te llevo a la sillita de pensar" (la primera vez se informa de cuál es la conducta adecuada y la consecuencia que puede tener). 
Javier sigue teniendo la misma conducta, por lo que la madre cumple con lo que ha dicho y lo lleva a la sillita de pensar.
Debemos tener en cuenta una serie de características:
siempre usaremos el mismo sitio. No pasa nada si en un momento determinado no estamos en casa y lo tenemos que acotar en otro sitio diferente, lo que pasa es que la mente funciona por asociaciones y si repetimos el sitio, se asocia esa consecuencia de manera más fácil.
Estaremos nosotros al lado en todo momento. Muchos padres me dicen "es que se levanta y se va", pues claro!!, yo también me iría!, pero si nosotros le cortamos el paso, aunque llore, aunque se tire al suelo y presente una rabieta, su consecuencia estará siendo efectiva.
Estaremos aproximadamente 1 minuto más de la edad que tiene. Para nada tenemos que comprar un cronómetro, simplemente contaremos del 1 al 60, si Javier tiene tres años, lo haremos 4 veces. Si tenemos más prisa contamos más rápido y si no tenemos tanta prisa, lo haremos como un segundero. El hecho de tener que atender al conteo, nos servirá como técnica de autocontrol para no atender al niño ni a su posible llanto y no reforzar su comportamiento.
-No atenderemos la conducta del niño mientras está en su consecuencia. Para entender esta característica os remito al post "LA ATENCIÓN ES LA GASOLINA DE LA CONDUCTA". Pensad que sólo estamos ahí para que el niño no se vaya de "la loseta" donde lo estamos acotando, así que nada de hablarles, hacerles razonar, mirarlos...NADA!, sólo se pretende una presencia física, no emocional.
Una vez que hemos contado las 4 veces, según nuestro ejemplo, repetiremos la norma "Javier no se sube en el sofá", le damos un besito de perdón y nos vamos de esta escena.
Atención:
-No pretendemos que los niños nos den un besito de perdón a nosotros, de hecho, habrá muchos que estén muy enfadados en esos momentos, somos nosotros los que se lo daremos a ellos.
-Debemos tener cuidado con que al acercarnos a darles el besito, al estar enfadados, nos pueden intentar pegar. Debemos ir por delante y poner medios para que esto no ocurra, porque no debemos consentirlo y no nos conviene ir consecuencia tras consecuencia de forma tan seguida.
- Salir de la escena lo antes posible es importante para no atender el posible berrinche derivado de la técnica.
-No podemos trabajar todo el día con esta herramienta, por lo que se recomienda determinar semanalmente qué conductas vamos a modificar y será esa y no otra la que provocará que usemos esta herramienta.
-Hay niños que una vez que se le termina la consecuencia, vuelven directamente al sofá y se suben en un acto de desafío. En este caso tenemos dos formas de reaccionar, por un lado, "no darnos cuenta" y dejarlo pasar, ya volveremos a la tarea en otro momento pero no de forma tan seguida. (Si veis que los niños se han dado cuenta que vosotros os habeis dado cuenta que ha vuelto al sofá, no tendréis otro remedio que actuar de nuevo).
Por otro lado, "darnos cuenta" y actuar.
Algo clave en la educación es ser constantes y coherentes, no nos vale trabajar una conducta un día y al otro no porque estamos cansados, enfadados, con prisas... porque los niños se aprovecharán de ello y siempre irá en contra de su educación.
Y para terminar una reflexión...los niños de estas edades no hacen nada lo suficientemente grave como para tener que estar en contínua alerta. La motivación que debemos tener los padres para trabajar bien estas conductas y ponerles consecuencias no es otra que saber que ahora son muy permeables pero en unos años no lo serán tanto y es muy importante que aprendan de manera efectiva que sus actos tienen consecuencias negativas para ellos. Sólo así, estaremos poniendo una base sólida para el periodo de la adolescencia.

viernes, 17 de octubre de 2014

LOS MIEDOS EN LA PRIMERA INFANCIA

El niño pequeño aparentemente no tiene miedo a nada y va adquiriendo miedos por influencia de la educación, lo que oye a sus padres y a otros niños y por su propia imaginación. Empieza a ser preocupante cuando es obsesivo y da lugar a un estado de angustia en el niño o cuando le altera el sueño y se producen trastornos.
Independientemente de lo anterior, los niños excesivamente protegidos suelen ser más “miedosos”, ya que tienen padres que les van señalando posibles catástrofes inimaginables que hacen que los niños vean el mundo como un sitio horrible e inseguro.
A lo largo de la evolución del menor, atraviesan tres estadios:
-          Los miedos desde la propia persona, hambre, malestar, dolor, no son miedos propiamente dichos sino malestar.
-          Miedos ante objetos, animales…
-          Miedos hacia personas desconocidas
-          Miedo al ridículo
-          En torno a los 2-5 años, no diferencian lo real de lo imaginario, por lo que empiezan a temer la oscuridad, ruidos fuertes, animales…
Podemos ayudar a los niños a superar sus miedos a través de nuestra actitud. Tenemos que tener muy claro que los niños no pueden ver cualquier cosa en la televisión, y si han visto alguna escena demasiado violenta, debemos desdramatizarla, dándoles explicaciones a su nivel.
El miedo a la oscuridad se debe afrontar a través de un método progresivo.
Por último, si vemos que nuestro hijo tiene un miedo excesivo, debemos acudir a un especialista, ya que puede deberse a una fobia, y como tal, habría que tratarla.
Pero lo que sí me gustaría que tuvierais cuidado, por favor, es lo que ven los niños en la televisión. No hay filtros, no avisan y se ven imágenes muy duras y a partir de ahí los niños lo pueden llegar a pasar mal porque no las entienden. Recordad, la prioridad es cuidar a nuestros niños, no saber qué ocurre en el mundo.

jueves, 16 de octubre de 2014

TÉCNICAS DE AUTOCONTROL PARA PADRES Y MADRES

Hay ocasiones en las que perdemos los nervios y luego nos arrepentimos. Normalmente, cuando ocurren estas situaciones, ya estamos algo alterados a priori, ya sea porque estamos cansados, enfadados o preocupados por algo. Esto quiere decir que EL ENFADO SE CONSTRUYE SOBRE ENFADO.
Las técnicas de autocontrol no sirven para cambiar el comportamiento de los niños, los niños son niños, sólo sirven para que nosotros tengamos más capacidad de aguante. Tampoco son una varita mágica con la que podamos estar felices cuando tenemos alrededor un niño que está siendo más latoso de la cuenta.
En general, tenemos que saber como base que un lenguaje interno (el que tenemos con nosotros mismos) nos provoca una determinada emoción, si el lenguaje interno es positivo, nuestra emoción es positiva, mientras que si el lenguaje es negativo, así va a ser nuestra emoción. De esta manera, cuando la situación se hace más cuesta arriba, es nuestro lenguaje el que remata la tarea, o , ¿por qué creeis que unas veces tenemos más capacidad de aguante que otras? Pues por nuestro lenguaje interno, pensad: “ este niño, que no lo aguanto, no puedo más…” (emoción negativa) y al contrario, “este niño, qué le pasará, estará malito, tendrá sueño?... (emoción positiva y búsqueda de posibles soluciones sin perder los nervios).
Y lo que os digo siempre, si nuestra actitud es de pérdida de control, eso mismo es lo que le estamos enseñando a nuestros hijos. Muchas veces las madres me comentan que en determinadas ocasiones no hay quien controle al niño y yo le hago reflexionar si hay veces que ella también se descontrola...la respuesta es siempre "sí".
Por lo tanto, cuando nuestro hijo se esté portando regular:
- vamos a intentar ser conscientes de la conversación interna que tenemos.
- podemos salir de la habitación para promover una distancia emocional a partir de la distancia física.
-podemos contar del 1-10, centrarnos en la lista de la compra, pensar qué tenemos que hacer mañana...lo que sea que se nos ocurra que nos distraiga de la situación conflictiva. 
-vamos a centrarnos en encontrar posibles soluciones en vez de quedarnos en la pelea.
-"no entrar al trapo" y ponerte al nivel del niño...que no nos manipulen.
Pero sobre todo, tened siempre presente que podemos autocontrolarnos si queremos, y si por casualidad nos damos cuenta que no podemos, entonces plantearos acudir a un psicólogo para que os ayude.

miércoles, 15 de octubre de 2014

LA ATENCIÓN DISPERSA

A lo largo de estos 20 años de profesión, el número de niños que encuentro con la atención dispersa se ha incrementado.
Estoy segura que influye en este dato tanto el estilo de crianza como los juegos con los que los niños usan su tiempo. La verdad es que para mí una vez que el niño presenta esta problemática, me da igual cuál pueda ser el origen.
Cuando los niños presentan la atención dispersa, debemos ponernos las pilas y trabajar para conseguir que sea adecuada.
Podemos decir que la atención es como un músculo, y al igual que éste, yo lo puedo desarrollar a través del entrenamiento.
Existen muchas formas de trabajarla y dependerá siempre de la edad del menor. Podemos coger libros con ilustraciones y que los niños encuentren el objeto que les pedimos, si los niños no saben aún leer y podemos hacer sopas de letras, crucigramas, encontrar a Willy, las 7 diferencias...si saben leer y si son algo más mayorcitos, podemos usar las tablets y los juegos onlines como el candy crush, encontrar el objeto misterioso...
Sea como sea, es muy importante para el futuro académico del niño que aprenda a mantener la atención durante un tiempo adecuado, ya que la atención es la mediadora de la retención.
Como le he dicho a una madre hoy que me comentaba "yo sé que yo tengo la culpa" (hablando sobre la problemática de su hijo), yo le he contestado, "no, los padres no tienen la culpa, porque no tienen la información adecuada, culpa se le llama a tener esa información y no usarla por ser cómodos, eso sí es culpa".
Aquí os digo lo mismo, muchos niños tienen la atención dispersa, vamos a jugar con ellos con la intencionalidad de trabajarla, no vamos a esperar que nos solucionen la papeleta, no podemos cerrar los ojos o mirar para otro lado hasta que sea tarde, porque eso sí sería culpa...no?

martes, 14 de octubre de 2014

LOS PERIODOS SENSITIVOS

Llamamos  periodos sensitivos a los momentos críticos en que es más fácil que un niño aprenda algo en concreto. Esto no quiere decir que, pasado ese momento, ya no lo vayan a aprender, pero sí es cierto que resulta algo más difícil.
Normalmente, no hace falta que los padres sepamos cuál es el periodo sensitivo que está atravesando nuestro hijo, ya que este aprendizaje se produce de forma innata, pero debemos ser conscientes que no debemos tampoco frenarlos y muchas veces, con el exceso de protección, caemos en este error.
Yo me he encontrado, por ejemplo, a niños en las escuelas infantiles donde trabajo que con un año cumplido, no tienen la capacidad de ponerse de pie apoyados sobre un objeto, ATENCIÓN, no estoy diciendo andar, sino solo ponerse de pie...cuando he hablado con esas madres, siempre me han contestado lo mismo, "pobrecito, es tan bueno, que no lo he puesto en el suelo, siempre en la sillita y yo haciendo las cosas de la casa". 
No os tengo que explicar, que al poco tiempo de estar en la guardería y poniéndolo cada día en el suelo, este niño consiguió mantenerse de pie apoyado.
El hecho de informarnos sobre estos periodos creo que es muy importante porque como digo siempre, "la información es poder" y si sé sobre qué debo actuar, le sacaré el máximo provecho con el menor esfuerzo. De esta manera, si para mí es importante que mi hijo sea ordenado, dedicaré tiempo desde el año 1 al 3 (aproximadamente) de mi hijo en inculcar este hábito y en ningún momento pensaré que es muy pequeño y que "ya aprenderá", siendo un padre/madre pasivo y sin intencionalidad directa en la educación del niño, sino, al contrario, potenciador y motivador, sabiendo qué y cuándo.
Aquí os dejo una lista de periodos sensitivos, pero hay muchos más, si os interesa, me lo pedís.
ANDAR------------entre los 6 a 18 meses
LA MUSICA------desde los primeros meses de gestación a los 4 años
EQUILIBRIO-----de los 3 a los 5 años
HABLAR-----------de 1 a 4 años
IDIOMAS----------de 1 a 4 años
ORDEN------------ de 1 a 3 años
SINCERIDAD----- de 3 a 9 años
JUEGO--------------de 4 a 7 años
MIO-TUYO---------de 2 a 3 años
ESTUDIAR---------de 7 a 11 años
VIRTUDES( generosidad, laboriosidad, responsabilidad, amor a la justicia...)--de 7 a 11 años
AYUDAR A LOS DEMÁS-de 11 a 15 años
PUDOR-TEMPLANZA----de 13 a 16 años
FORMACIÓN DEL CRITERIO---de 15 a 18 años

jueves, 9 de octubre de 2014

ADOLESCENTES...¿CONFLICTIVOS?

Todos los que tenemos hijos pequeños, vamos a encontrarnos un día con que tenemos un adolescente en casa y como tales se comportarán.
Aunque las características principales de esta etapa evolutiva son el egocentrismo, el narcisismo y la Inseguridad, que se manifiesta la mayoría de las veces como agresividad, ya sea verbal o comportamental, también tienen muchas cualidades positivas, sentido de la justicia, de la amistad, son idealistas...
Los problemas de comportamiento que puede tener un adolescente, independientemente de su etapa pueden tener dos orígines:
Por un lado, el problema puede surgir cuando los padres tratan a sus hijos como niños y a la vez quieren que respondan como adultos, se produce una discrepancia y estos niños van pasando de un rol a otro, según cómo les van conviniendo, esto, unido a que a lo largo de la vida de nuestros hijos se les educa más en los derechos que en las obligaciones, da como resultado que lleguen a exigir a sus padres, no a pedir y a frustrarse de manera extrema si no lo consiguen, en vez de conformarse.
Por otro lado, un adolescente es la suma de la etapa evolutiva más la base de valores que se les ha ido trabajando a lo largo de su vida, como el valor del respeto, del esfuerzo, de la tolerancia, (no hay que olvidar que educar es enseñar a vivir en sociedad.)
En este sentido, hay que permitir que los niños, a lo largo de su vida se frustren para que desarrollen mecanismos mentales para afrontar esa frustración y así, cuando sean adolescentes y no les podamos dar lo que piden, lo acepten.
Una vez que hemos llegado a estas edades, los padres sólo podemos tirar del recurso del diálogo (ya cada vez nos sirve menos la retirada de privilegios), pero éste debe ser basado en el respeto, informando cómo nos sentimos y no centrándonos tanto en el conflicto sino en las posibles soluciones.
Es una etapa ciertamente complicada, pero de las habilidades nuestras como padres y de cómo hayamos ido poniendo las bases de la educación a lo largo de los años precedentes, podemos minimizar los posibles conflictos que pueden surgir.
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miércoles, 8 de octubre de 2014

HORAS AL DÍA DE DIBUJOS ANIMADOS


Hoy he pasado consulta en una de las escuelas infantiles donde voy. He atendido a una madre embarazada de 8 meses que venía a comentarme dudas sobre la educación de su hijo de casi dos años.
Independientemente de que tenía que cambiar muchas cosas en este mes que le queda para tener a su otra hija, me ha llamado la atención, aunque no me coge por sorpresa, la cantidad de horas que ese niño veía los dibujos animados.
Para que os hagais una idea, os comento. Desayunaba viendo los dibujos, almorzaba y cenaba viendo los dibujos, pero en medio de esos momentos, cogía el ipad y se ponía los dibujos.
Yo le he preguntado a esa madre, "¿tu hijo a qué hora juega?" y es que hay muchisimos niños a los que acostumbramos a entretenerlos a través de una pantalla y se la encedemos para que coman, para que duerman, para que viajen en el coche, para que no lloren, para que no molesten...los hemos convertido en un botón de off de los niños.
"Es que si se lo quito, llora!!"....pues claro!!!! es su herramienta para conseguir cosas, así se hacen niños llorones y si las consigue, pues mañana, más. Plantéate que te vas a tu jefe, lloras para que te suba el sueldo y lo consigues, no lo harías?, yo lloraría todos los días!!!! pues igual!!."
"¿Pero te has planteado alguna vez que sería muy recomendable que comierais juntos y charlando? ¿que fuerais en el coche, cantando canciones? ¿que aprenda a usar su tiempo en jugar y a desarrollar su imaginación?."
"Con tu actitud, estás haciendo de tu hijo un ser pasivo que realiza actividades SIN intencionalidad y eso es sólo la punta del iceberg...a la larga, tu hijo vivirá los momentos de aburrimiento como una sensación tan desagradable, que recurrirá a cualquier tipo de apoyo, sea beneficioso o no, para no sentirla."
Creo que a los padres y madres nos debe quedar claro una cosa: una vez que tenemos un hijo, el botón de off, simplemente, no existe.

martes, 7 de octubre de 2014

PROMUEVE LA AUTONOMÍA DE TUS HIJOS

Me encanta mi rol de madre. Cuando  puedo, llevo a mi hijo pequeño (5 años) al parque y allí, por deformación profesional, mientras mi hijo juega, yo observo a muchas madres, padres, tatas, abuelas, porque todos ofrecen mucha información en sus comportamientos.
Me llaman mucho la atención algunas madres que literalmente no dejan vivir a los niños, corren detrás de ellos, no vayan a caerse, les dan la mano subiendo a un tobogán adecuado a su edad, pegan un grito si el niño da un rodillazo, por lo que el niño llora más por el susto del grito que por el posible golpe que se haya podido dar...
Yo no digo que no vayamos a estar pendientes de los niños, por supuesto que sí!!, pero "con el rabillo del ojo". A los niños debemos "soltarles cuerda". Cuando antes os decía que estas personas me daban mucha información me refería a que si así se comportan en el parque, lo harán también en casa, por lo que no dejarán que los niños se desarrollen de una manera adecuada según su edad. 
A estas edades prescolares de las que estamos hablando, es muy importante que les vayamos dando autonomía, se desvistan solos, pongan y retiren sus platos para comer, recojan sus juguetes, recojan el cuarto de baño cuando se duchen, lavarse los dientes, ponerse y quitarse zapatos...
No son grandes cosas, pero sí suficientes como para que ellos se den cuenta que son capaces de hacer cosas bien y subirles la autoestima.
Cuando un niño es autónomo es feliz. Lo puedo decir más alto, pero no más claro. Muchas veces me vienen madres a consulta a exponerme determinados problemas y en la coversación me dicen muy orgullosas "mi hijo tiene mamitis" y yo les pregunto, "¿tu hijo tiene mamitis o tú tienes hijitis?"
A veces no somos conscientes de que no "soltamos", que no dejamos crecer y desarrollarse y no es otra cosa que un exceso de protección y de cuido que trae como consecuencia no ayudar a madurar  y nos damos cuenta de nuestro error en la adolescencia, cuando pretendemos que se comporten de la edad que tienen y simplemente no saben hacerlo. 

lunes, 6 de octubre de 2014

SUPERPADRES Y SUPERMADRES


Hoy no voy a hablar de niños, me apetece más hablar de madres y padres porque yo también soy madre y necesito compartir estas sensaciones.
En esta vida que nos ha tocado vivir, nos hemos impuesto la obligación de ser los mejores en todo, como personas, como amigos, como padres, como profesionales...y en esta vorágine de actividades nos perdemos, porque la conciliación laboral y familiar es una utopía.
Ya lo dice la expresión "el que mucho abarca, poco aprieta", por lo que como seres limitados que somos, nos hacemos conscientes que si atendemos más unas actividades, tenemos que desatender otras y muchas veces lo que desatendemos es la educación de nuestros hijos.
Me encuentro cada día madres y padres que son muy dejados, pero también me encuentro a muchos que simplemente no llegan a más y se culpan por ello. Suelen ser madres y padres que ocupan muchas horas en el trabajo o que, al trabajar por turnos, no coinciden con los niños con la frecuencia que les gustaría.
Derivado de este sentimiento de culpa, nos encontramos con el problema real, la permisividad. "Pobrecito, para un rato que estoy con él, no le voy a reñir", es la frase que escucho contínuamente cuando vienen desesperados a consulta porque no saben cómo afrontar el mal comportamiento de sus hijos.
"Es que no sé si lo estoy haciendo bien o mal, no me quiero equivocar", otra frase que usan estos padres.
Pues bien, os aclaro. Somos personas y como tales, imperfectas. Es imposible que lo podamos hacer todo bien, lo que debemos tener es la voluntad de intentar hacerlo lo mejor posible, en nuestras manos está formarse, tanto en el ámbito profesional como en el personal y como padres. Ahora hay muchas ofertas de Escuelas de padres en las que podemos aprender herramientas para gestionar los conflictos y complicaciones que lleva implicita la crianza pero nunca, nunca, nunca, sentir culpabilidad porque no llegamos a todo lo que nos proponemos y a partir de ahí funcionar de una manera equivocada.
No nos vale gastar energías en preparar habitaciones preciosas, cumpleaños que son bodas, comuniones que se celebran de forma desproporcionada y a veces sin casi recursos económicos...todo es mucho más sencillo, los niños no necesitan despilfarro, necesitan padres y madres equilibrados, que les den cariño incondicional, que los apoyen, que no estén excesivamente estresados (y nos estresamos muchas veces por querer abarcar más de lo que podemos),  pero así estamos de perdidos...
No es tan complicado. Párate y mira. Date cuenta cuáles son las necesidades que percibes y ponles soluciones para llegar a objetivos concretos. Cuenta con la ayuda de profesionales y con respecto a tus hijos, dales más tiempos de calidad que cantidad.
Somos muchos sintiéndonos igual, la diferencia está en qué hacemos cada uno de nosotrospara solucionarlo.

jueves, 2 de octubre de 2014

CLAVES PARA LLEGAR A SER UNA FAMILIA FELIZ.

En nuestra sociedad cada día abundan más los divorcios, los malos tratos, la infidelidad... ¿Qué está pasando? Parece que todos los hogares se deshacen a nuestro alrededor pero en cambio todos queremos una familia feliz.
No debemos confundir “familia feliz” con “familia perfecta”,porque estas últimas no existen.
En todas las familias existen niños con rabietas, casas desordenadas y dificultades económicas, prisas,  pero lo que las hace felices es que tienen un sentido de unión que prevalece ante todas las cosas.
El ser una familia feliz es algo más profundo que el pasar un momento agradable todos juntos o el disfrutar de unas vacaciones divertidas: una familia feliz es aquella que tiene un proyecto común e integrado de cada uno de sus miembros.
Os voy a dar 8 pistas para intentar hacer de nuestra familia una familia feliz.
1.- Expresar los sentimientos.
Es necesario expresar todo lo que sentimos, tanto en positivo como en negativo y esto se remite a todas las personas que conforman la familia. 
Un sentimiento que no se expresa, se encapsula y se enquista, así que hay que vomitarlo, siempre de una manera adecuada y sin agredir verbalmente a nadie.
2.-Afrontar las peleas entre hermanos
Cuando hago las escuelas de padres en los centros educativos, los padres y las madres se ponen las manos en la cabeza ante la idea que les transmito. NO INTERVENIR. 
Primero porque sería injusto, ya que si no hemos estado presentes en el conflicto, cada uno tendrá una versión de los hechos y seguro que fallamos en las consecuencias. Y segundo porque al atender estas peleas, se estarán reforzando.Si os parais a pensar en las peleas de vuestros hijos, estoy segura que sabeis que la sangre no llega al río y a los dos minutos están de nuevo muertos de risa. 
3-Dale Responsabilidades.
Haz una lista de los trabajos domésticos y dale una copia a cada miembro de la familia. Al lado de cada tarea, escribirá su nombre la persona que decida asumirla.
4. Sobrellevar el aburrimiento.
Siempre lo diré, el aburrimiento es la madre de la creatividad y aunque es un sentimiento muy desagradable para los niños, debemos dejarlos que sean ellos los que lo afronten y esto últimamente se da muy poco.

5.- Mantener la calma
...Sé que a veces es complicado...qué me vais a contar!, pero aunque a veces fallemos, otras muchas podemos hacerlo bien. En momentos de conflicto, dejarse llevar por los nervios sólo nos llevará a perder la perspectiva y actuar desproporcionadamente.

6.- Aprender a resolver conflictos.
Debemos tener clara una cuestión. Lo importante no es el conflicto en sí, sino en cómo lo afronto para resolverlo. 
En estos momentos tengo en valoración un  niño que se muestra muy agresivo con sus compañeros y en sus actuaciones...pero analizando la conducta del padre resulta que cuando se enfada cierra las puertas a portazos y pega puñetazos en las paredes...¿aún dudais que la educación entra por los ojos??

7- Buena sintonía con la pareja.
¿Sabeis quién sufre más cuando dos elefantes se pelean? La hierba. En cada conflicto matrimonial piensa en tus hijos, porque ellos son los que más pueden sufrir.
Aunque no esteis de acuerdo con la pareja, no lo comenteis delante de los niños. Sed conscientes de que teneis entre manos la empresa más importante de vuestra vida y como cualquier empresa, si los jefes no se ponen de acuerdo y cada uno va por su lado y no persigue un objetivo común, ésta quiebra. Igual ocurre con nuestra familia y con nuestros hijos.
8- Fijar las prioridades.
No hay mejor prioridad que darle la prioridad al otro. Si yo pongo por delante las necesidades de mi pareja y de mis hijos, y ellos hacen lo mismo conmigo, tendremos el éxito asegurado.
Y si además, basamos nuestras relaciones en una buena comunicación, entonces no habrá tormenta que nos moje.

miércoles, 1 de octubre de 2014

ENTENDER LOS CELOS DE LOS NIÑOS (II).LA LLEGADA DEL BEBÉ.


Os acordáis todo lo que estuvimos analizando ayer? circunstancias que rodean en la gestación y que pueden influir negativamente en los celos de nuestros hijos.
Hoy nos podemos centrar en varios aspectos una vez que ya ha nacido nuestro bebé:
- momentos en el hospital
-salida del hospital
-instalados en casa. Visitas y primeros paseos.
Pero antes de empezar, me gustaría hacer una mención especial al sentimiento de culpa que algunas (muchas) madres sienten por tener otro hijo. Deben tener claro que este sentimiento no está justificado, muy al contrario, están enriqueciendo la vida de su hijo con algo muy importante, un compañero de infancia con el que compartir vivencias. Es este sentimiento el que a veces no permite que pensemos con claridad para resolver determinados conflictos que pueden surgir derivados de los celos de nuestros hijos e incluso pueden reforzarlos. Así que, nada de culpa.
Cuando estamos en el hospital, es muy importante que sigamos en contacto con nuestros hijos a través del teléfono o de visitas que los menores puedan hacer a sus madres. 
De la misma forma, también puede ser una buena idea que nos haga un dibujo que colgaremos en la habitación y nos hacemos una foto en la que también se vea su dibujo.
Si el hospital permite visitas de menores, podrá ir a ver a su mamá y a su nuevo hermano, en este caso o cuando le den el alta, la mamá no debe tener al bebé en brazos (sólo en este primer momento de encuentro), para poder tener las manos libres, abrazar a su hijo y presentarle a su nuevo hermano.
También es conveniente que el bebé traiga un regalito a su hermano mayor porque lo quiere mucho y quiere aprender de él.
Una vez que estamos instalados en casa, vienen las visitas...ufff. Esto debemos gestionarlo bien ya que, tanto en el momento de las visitas como el de los primeros paseos, existe un antes y un después. 
Antes, cuando un adulto se acercaba a nosotros, lo primero que hacía era dirigirse a nuestro hijo y decirle algo. Ahora, cuando viene una visita o cuando nos encontramos con alguien en la calle, y llevamos al bebé y al otro cogido del cochecito, directamente ni les miran y meten la cabeza en el carrito para observar con detenimiento y alabar al nuevo miembro de la familia mientras el mayor está esperando que le digan algo. Así no me extraña que algunos niños comiencen a llorar, a saltar o a hacer trastadas, simplemente están llamando la atención para seguir ocupando el mismo lugar que tenían antes.
De esta manera, cuando ocurra , nosotros, como madres, padres, abuelas...debemos contrarrestar esta situación atendiendo a nuestros hijos, pasando una mano por su cabeza y sonreirles, hablarles, mientras la otra persona está mirando al bebé. 
Y ahora viene la pregunta del siglo, la visita se gira, mira al niño y le pregunta "¿tú le quieres?"... en ese momento, por favor, contestad por ellos, "claro que le quiere!, Fulanito, tráeme tu juguete..." y lo quitáis de en medio. El querer vendrá con el tiempo, en estos momentos la pregunta no tiene sentido.
Es una buena idea, que cuando vienen las visitas a casa, a parte de que deben respetar un horario, (que no están yendo al cine, sino que van a ver a un bebé) si le traen un regalo, traigan un detallito también al mayor, aunque sea un paquete de chucherías, lo que sea, pero algo, para que el niño no se sienta totalmente desplazado.
Por otra parte, los "mayores", dependiendo de su edad, deberán haber abandonado ya las herramientas de crianza que no les pertenezca, es decir, un niño de 18-24 meses, ya no debe estar usando chupe o biberón, por ejemplo. Esto no es un capricho de psicólogos, es puro sentido común. Daos cuenta que cuando tengáis en los brazos a ese bebé, de pronto, vais a ver mayor a vuestro primogénito y así se lo vais a verbalizar muchas veces, pero si les dais estos elementos, los niños van a vivir una incongruencia y pensarán "mi madre me dice que soy mayor pero yo tomo aún biberón como mi hermano que es un bebé" y como la educación entra por los ojos y no por los oídos, se comportarán como tal, por lo que se nos complicará mucho que cada uno cumpla su rol. Y es que no se pide otra cosa que tratar a cada uno de la edad que tiene, ni de más ni de menos.
Por último, dejad que los niños toquen a sus hermanos, siempre con mil ojos, pero dejadlos, no tratéis al bebé como si fuera un jarrón chino que se mira pero que no se toca, porque más ganas les entrarán de tocarlo.
Y por supuesto, no me vale la frase "no le doy besos delante del mayor para que no se encele", así no se hace. Los niños funcionan bajo la Ley del Todo o Nada, esto es que si quiere a mi hermano, no me quiere a mí, pero esta Ley no madura a base de "evitar" sino de "exponer", así que yo beso al bebé y a ti, yo cojo en brazos al bebé y a ti y yo atiendo al bebé y a ti, y poco a poco el niño lo irá asimilando.
Espero que todas estas recomendaciones os sirvan y minimicen los celos.