domingo, 26 de julio de 2015

¿QUÉ ES EDUCAR?

Mucho estoy escuchando últimamente, y gracias a Dios, que a los niños hay que educarlos, que la educación es fundamental para la evolución positiva de los niños, que la educación  es un tema que compite tanto a la familia como a la escuela... pero creo, que a veces no estamos hablando en los mismos términos, creo que hay personas que le dan un significado diferente a la palabra educar.
Para aunar conceptos, y que todos nos entendamos cuando hablemos de la educación voy a definir en lo que en mis escritos entiendo como educar.
Para mí, EDUCAR y SOCIALIZAR, son sinónimos.
Al educar a nuestros hijos, les enseñamos a comportarse de determinada manera en determinadas situaciones, independientemente de sus propias apetencias y gustos. Es poner el énfasis en el respeto al otro para ser conscientes de cómo quiero que me traten a mí también, pero claro, para que esto ocurra, debo desarrollar un grado de autocontrol que me ayude a conseguir este objetivo y este valor es contrario a la tendencia que tienen algunos padres a dejar que sus hijos sean mayores para que vayan comportandose de otra manera.
Hay adultos "mal educados", es decir "mal socializados", porque no tienen en cuenta a las personas que los rodean, a sus necesidades o a sus esfuerzos, y de la misma manera hay niños mal educados porque sus padres no saben, no pueden, no quieren, no se atreven o vaya usted a saber el motivo por el que no les dicen qué es lo que se espera de ellos o cómo es la mejor manera de comportarse en diferentes situaciones, simplemente, los dejan que se expresen como les surge a priori, es decir, de forma básica...y ya se sabe...un arbolito debe crecer derechito a base de guías porque corre el peligro de torcerse cuando lo dejamos a su libre albedrío contínuamente.
Hay muchas personas, afortunadamente, que están educando en emociones. Es fundamental reconocer la emoción que siento en cada momento, pero no nos podemos quedar ahí sino ir más allá. Debo darme cuenta qué siento, pero además, debo desarrollar empatía, conocer qué puede sentir el otro ante mi comportamiento y es, como no, labor de los padres ayudar a sus hijos en esta labor, porque educar en emociones y en valores deben ir de la mano inexcusablemente o no estaremos haciendo nada.

viernes, 17 de julio de 2015

MI CUESTIONARIO PROUST.

Después de leer el Cuestionario Proust de mi amigo y compañero Óscar González, se me ha antojado hacerlo a mí también como parte de la labor de haceros conocer mi marca personal.
El Cuestionario Proust no es otra cosa que una serie de preguntas que se asemejan a un test psicológico que está diseñado para revelar la personalidad de quien lo realiza. Son muchas preguntas, por lo que me he quedado con las realmente relevantes.
Por otra parte, la Marca Personal es considerarme a mí misma como un producto que vendo. Yo vendo mi profesión, soy psicóloga, pero no todos los psicólogos somos iguales porque las características personales influyen en nuestro trabajo.
Uniendo unos conceptos con otros, podría quedarme definida de la siguiente manera:
1.- Principal rasgo de mi carácter:  la responsabilidad.
2.-Cualidad que prefiere en los hombres y mujeres: la lealtad.
3.- Mi principal defecto: ser a veces demasiado directa.
4.- Mi ocupación favorita: leer, la música y el ballet.
5.- Mi idea de felicidad completa: Cuando mi entorno está felíz.
6.- Quién le gustaría ser? : Entre otros, Gandhi.
7.-Color Preferido: El verde de los bosques del norte de Europa.
8.- La flor que más le gusta: La Peonía.
9.- Poetas preferidos: Neruda, Becquer
10. Compositores preferidos: Liszt, Chopin
11.-Pintores favoritos: Van Eyck, Sorolla, 
12.- Heroínas favoritas de la vida real: Las madres.
13.- Cómo quisiera morir?: En paz conmigo misma.
14.- Mi lema: Tengo dos principales. Uno es "que fluya, que fluya", y otro "Hacer de mi vida posible, lo mejor posible"
Independientemente de todos estos datos, Sonia Esquinas es una psicóloga apasionada por su trabajo, que no hace mucho ha descubierto que le encanta escribir, pero de una manera muy concreta, esto es de forma coloquial y amena, porque no quiere dar clases magistrarles, sino transmitir información para ayudar a las personas que lo necesiten. 
Pero el principal valor de Sonia Esquinas es ser madre de cuatro hijos únicos, cada uno con sus características personales que al contrario de lo que se podría pensar que son un obstáculo para poder desarrollar con eficacia la labor profesional, son la inspiración y el punto práctico que se necesita para poder pasar de la teoría a la práctica en el ámbito de la psicología infantil y educacional.
Como veis, hoy he compartido mucho más que lo normalmente establecido. Espero que así me podais conocer mejor y os animo que hagais este ejercicio de autoconocimiento, en el que a veces, ni nosotros mismos sabemos contestar. 

lunes, 13 de julio de 2015

MI HIJO PEQUEÑO ME ENTIENDE?

Con frecuencia me encuentro con madres que piensan que sus hijos de en torno a un año no los entienden y por eso no les hablan todo lo que les deberían hablar.
Yo siempre les explico lo mismo. Los niños de esas edades SI nos entienden, pero los subestimamos porque no son capaces de expresarse.
Y es que existen dos canales de comunicación, el de la emisión y el de la recepción. Este segundo canal madura antes que el primero. De hecho, el de la emisión madura en base al de la recepción.
Por esto, debemos hablar a los niños todo lo que podamos, ellos, de forma básica, nos entienden. Entienden nuestros gestos, nuestras entonaciones, enriquecen vocabulario y poco a poco ellos mismos van emitiendo.
Pero un punto a tener en cuenta, hablar mucho con los niños no significa dejar que los niños de 1,2,3 años, decidan cosas. No tienen capacidad de elección, no saben las implicaciones de sus decisiones. Cuántas veces me encuentro a madres y padres que le preguntan a sus hijos pequeños qué vestido o qué zapatos se quieren poner....qué quieren comer... si quieren ir a acompañar a papá a visitar a los abuelos....dios mío,  qué van a dejar para años venideros que sí deben empezar a tomar decisiones con las correspondientes consecuencias. 
Hablar con los niños es explicarles qué van a hacer después de lo que están haciendo en ese momento, así les damos a los niños seguridad. Hablar con los niños es hacer paseos de vocabulario, en vez de ir por la calle con los niños y los adultos mirando el móvil. Hablar con los niños es sentarse a la mesa a comer todos juntos y explicar qué hemos hecho. 
Estas cosas y otras parecidas es hablar con los niños, y merece la pena en muchos ámbitos de la crianza de nuestros hijos.

miércoles, 8 de julio de 2015

AHORA QUE TENEMOS TIEMPO

Como psicóloga tanto de infantil como de adultos, la frase que más veces me encuentro para excusarse de no haber hecho algo es "no tengo tiempo".
Y es cierto que vivimos a un ritmo trepidante, por lo que no saboreamos la vida, sino que simplemente existimos y respiramos. 
Perdemos tiempos maravillosos en cosas innecesarias y dejamos de hacer actividades importantes "porque no tenemos tiempo".
Ahora que tenemos tiempo, sería aconsejable que nos plantearamos afrontar esas cosas que dejamos sin hacer. No importa que tengamos una semana de vacaciones, quince días o un mes, da lo mismo. La cosa es que cuando terminen nuestras vacaciones tengamos la sensación de haber aprovechado el tiempo.
Hay tiempo para todo si uno se organiza, podemos leer un libro, tomar el sol, realizar nuestro hobby, hacer deporte, pasear, pero también, por ejemplo, almorzar con nuestros hijos en familia, charlar con ellos, enseñarlos a usar correctamente los cubiertos, acompañarlos en la tarea de aprender a hacer sus camas, a recoger el cuarto de baño...en definitiva, a que sean autónomos.
Un niño que almuerza o cena en familia es un niño que no se levanta de la mesa, porque la velada se ameniza con charlas interesantes, con risas, con anécdotas, con un momento en el que estamos plenamente para ellos y se sienten escuchados y valorados, todo esto, intercalando recomendaciones de cómo debe comportarse en la mesa.
Un niño que aprende a hacer su cama acompañado de un adulto que lo dirige y lo ayuda sin prisas, es un niño que durante el curso puede integrar esa tarea sin dificultad durante el curso escolar y esto vale para todos los quehaceres domésticos.
Ahora que tenemos tiempo, podemos invertirlo en educar sin prisas, sin agobios, sin enfados y sin castigos, porque una vez más lo repito y nunca me cansaré de repetirlo, tenemos vacaciones de nuestros trabajos, pero de padres nunca cogeremos vacaciones.